El aprendizaje apreciativo (y 2)

Una vez que uno se ha apropiado, al menos de manera superficial, de la palabra… me siguen interesando varios de sus ingredientes.

Con la saturación a la que estamos expuestos de información, de propuestas, de enfoques… necesitamos cada vez más identificar lo relevante y lo significativo. La tarea no se presenta sencilla.

Y en el aprendizaje dentro las organizaciones (y también en la vida), se hace imprescindible estar enfocado a aquello que aporta valor a las personas y a los equipos, en el momento y en el tiempo.

Cuando alguien ha desarrollado la capacidad de apreciar una conversación o unas palabras, una manera de entender la realidad, un enfoque ante un problema y el sentido de una actuación, el valor de las fortalezas y su aplicación, los detalles que ayudan a ver las oportunidades, las potencialidades de observar desde distintos puntos de vista el mismo “elemento”… de verlos en otros y de verlos en uno mismo, puede estar en disposición de avanzar.

Así nacen y se ofrecen visiones positivas y constructivas, con los otros, generando una confianza mutua y un “alimento” para el desarrollo.

Por eso, necesitamos aprendices que sepan lo que quieren y esto les sirva para extender y ampliar sus perspectivas y sus enfoques. En la formulación de sus dudas e intereses irán creando su propio aprendizaje.

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