Curiosidad y aprendizaje

Utilizamos conceptos de sencilla aplicación y de más costosa explicación, como la curiosidad. Si indicáramos del 1 al 10 qué importancia otorgamos a la curiosidad de las personas en nuestra organización y a continuación, qué porcentaje de personas se comporta con curiosidad en su entorno de trabajo, ¿cuáles serían las respuestas?

Estas cuestiones poseen alguna relevancia en la medida que consideramos que las personas curiosas pueden ofrecer aportaciones de mayor valor añadido en su ámbito de responsabilidad.

Así lo creemos nosotros. Una persona curiosa se aproxima queriendo entender el proceso y, quizá, la cadena de valor.  Se interesa por aspectos satélite de su actividad que amplían la visión; no se conforma “con lo que dan”, está bien pero no suficiente, quiere más; se moviliza para buscar y encontrar y casi cualquier tema se presenta como un gran filón que “exige” exploración, etc.

A la persona curiosa le entusiasma la diversidad. Le permite enriquecerse en cada encuentro, con cada persona, con cada diferencia, en cada matiz. Le saca partido, siempre, rezuma posibilidades y construcciones y proyecta sus experiencias en lo que hace a diario.

Las personas curiosas no suelen ser cortoplacistas. Les mueve la inquietud, el deseo de saber, las ganas de profundizar. Por eso, ofrecen resultados más sostenidos en el tiempo.

Favorezcamos las oportunidades y los escenarios para la curiosidad en las personas y en los equipos. Será otra forma de potenciar la competitividad de la organización.

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