Hábitos y aprendizaje

Cuando utilizamos la palabra “hábitos” en los procesos de aprendizaje, alguna persona se sorprende por parecerle de escasa ambición, de poca monta, algo menor. Pero la realidad dice que sin hábitos tendríamos una vida muy complicada.  Se estima que el 40% de nuestras acciones diarias son hábitos (su composición: señal, rutina, recompensa y contexto).

El hábito se presenta como una representación del aprendizaje, de lo que está interiorizado, de lo que se domina, de lo automatizado. Utiliza atajos como elemento de eficiencia, busca el menor consumo de energía. Abre, de esta manera, la posibilidad de incrementar nuestras capacidades.

El hábito es acción y, por tanto, generador de resultados. Sobre estas condiciones, los hábitos responden a nuestro favor.

En otras ocasiones, los hábitos trabajan en nuestra contra. Pierden algunos detalles, no consideran nuevas variables o ignoran las variaciones del contexto. Actúan desde la inercia y con la confianza del “dominio”.

Los hábitos funcionan también encadenados y los efectos de uno afectan a otros. La influencia es inevitable.

Seamos conscientes de la composición de nuestros hábitos para ponerlos al servicio del aprendizaje y, por ende, de la organización.

Mapea tus hábitos.

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