La artesanía es una forma de entender el aprendizaje, porque establece relaciones y conexiones entre el artesano y el aprendiz, a través del producto, del cliente/usuario, de las aplicaciones, etc.; y es también, una relación del artesano consigo mismo.
Así “esta artesanía” es capaz de transmitir, transferir y compartir conocimiento, aportando valor y poniéndolo al servicio “de algo”, de una manera muy específica, que es desde la práctica diaria y desde el dominio de una disciplina.
El artesano, por definición, quiere hacer bien lo que hace y ser referente en un ámbito de influencia y, por ello, ser reconocido como tal. Su enfoque pasa por ser un fiel representante de aquello que lo identifica.
El artesano da sentido a lo que hace y lo realiza de manera orientada hacia mercado, hacia la comunidad, porque en su actividad no se separan los problemas y las soluciones. El que piensa hace y el que hace piensa; y siempre ante cuestiones propias y planteamientos ajenos.
Como se rodea de aprendices, se convierte en un amplificador de conocimientos; como se integra en el gremio, se relaciona con normalidad con otros iguales, en los que encuentra preguntas, necesidades, retos y oportunidades y más conocimientos.
Nos podemos empeñar en muchas cosas dentro de las organizaciones pero la eficacia del aprendizaje requiere acertar en las vías y canales para hacerlo y en los tiempos que se necesitan para que se asimilen, como el artesano o la artesana. Y sobre todo, los caminos del aprendizaje favorecerán el futuro de las organizaciones.