aprendizaje en bucle

Solemos decir que cuando entras en bucle… malo. O eres una persona pesada y repites lo mismo varias veces o no logras quitarte un pensamiento de la cabeza o te lo tienes que mirar porque andas con problemas. Y entrar en bucle, siempre, es una molestia para los demás, les atormentas.

Pero existen otros bucles, positivos, buenos, expansivos… los bucles en el aprendizaje. En estos procesos son imprescindibles. Se trabaja sobre una misma base de manera incremental, en la que se focaliza la consolidación de ese aprendizaje. Sin ellos, sin los bucles, se reduce la probabilidad de que las personas aprendan (siempre que estemos de acuerdo en que aprender supone la incorporación de “algo” de manera estable y duradera, para expresarse en cambios, en la manera de hacer, de decidir, de abordar, de resolver, etc.).

Así, el aprendizaje se vivencia sólo (en la reflexión y en la acción), con otras personas iguales, con otras personas diferentes, con criterios pautados, con criterios semiestructurados, de manera socializada, de manera compartida, etc. Se trata de una creación del bucle del aprendizaje (secuencia de actividades encadenadas, vinculadas y articuladas sobre un eje específico).

Si queremos que las personas de nuestra organización realmente aprendan, diseñemos bucles de aprendizaje.

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